La recuperación no se vive solo: se contagia.
Cada familia tiene su historia, sus heridas y también sus victorias.
Este encuentro está pensado para que todos —pacientes, padres, hijos, parejas o amigos— puedan vivir un día de unión y agradecimiento.
Habrá charlas, testimonios, comida compartida y una gran terapia de grupo donde cada voz cuenta.
La recuperación no se vive solo: se contagia.
Cada familia tiene su historia, sus heridas y también sus victorias.
Este encuentro está pensado para que todos —pacientes, padres, hijos, parejas o amigos— puedan vivir un día de unión y agradecimiento.
Habrá charlas, testimonios, comida compartida y una gran terapia de grupo donde cada voz cuenta.